Introducción: 

En la expresión de las adicciones prevalece la reiteración de algo sobre el cuerpo, persiste el imperativo de gozar que evidencia la dificultad para dejar un espacio, una diferencia, algo que permita detener y detenerse, algo sucede en exceso del uso de los objetos.

El consumo insistente deja un rastro del placer que no encuentra satisfacción, por caminos peculiares y particulares, utilizando un sinfín de facetas del objeto. Estos caminos del uso del “quitapenas” pueden desencadenar un efecto maníaco que da cuenta del circuito pulsional y el para qué del uso de las adicciones.

En consecuencia, de la dinámica de las adicciones pueden aparecer las preguntas, ¿Hay alguien que no consuma algo?, ¿Quién consume a quién? ¿Qué formas hay para consumir? ¿Para qué se mantiene en el uso desde el exceso? ¿Qué función ejerce el analista cuando las adicciones señalan algo tan extrañamente familiar del sujeto? Y por lo tanto ¿Qué se consume en las adicciones?