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    El Coronavirus llegó para instalarse, nos tomó por sorpresa y ha generado una situación mundial de emergencia. ¿Qué puede aportar el psicoanálisis en este momento? Hoy como otras veces, los convocamos a reflexionar, discutir y encontrar respuestas creativas, novedosas o quizá, inéditas.

    Hace tiempo que no nos reunimos, pero ya es tiempo, y será para hablar del “Psicoanálisis y los Tiempos del Coronavirus”, un tema importante. Pero como pre-texto, antes de reencontrarnos, les comparto un extracto de lo que la doctora Leticia Villalobos, ha elaborado para tratar ampliamente en la video-conferencia vía zoom:

    Es increíble que un material sin vida, tan diminuto e intangible como el covid-19, nos confronte con la muerte y la propia vulnerabilidad radical. Eso es lo que revela el miedo al contagio. En efecto, el virus te secuestra desde antes de que eso suceda: te atemoriza, te recluye, merma tu economía, te angustia. Todo eso, antes de que te contagies, lo demás puede ir apareciendo en cascada: aislamiento social, terror al contagio, pérdida de conocidos o familiares, confrontación a la muerte. Todo ello agravado por la angustia que causa la pérdida de ingresos y empleos. Y es que la pandemia es global y nos toca a todos, pero el impacto que tendrá en los sectores más vulnerables y empobrecidos puede ser mayor. 

     Por otra parte, a nivel mundial la pandemia acarrea implicaciones psicológicas como el miedo, la depresión, la angustia, la ansiedad, entre muchas más. El 14 de mayo del 2020, la ONU por medio de la Organización Mundial de la Salud, señaló que el impacto de la pandemia a nivel de la salud mental ya es muy preocupante, sobre todo para el personal médico y los niños. En el sector salud se presentan serias manifestaciones de depresión y ansiedad; en los niños, cada vez más dificultad para concentrarse, inquietud e irritabilidad, nerviosismo, sentimientos de soledad. Ha habido un incremento en los conflictos conyugales, así como en la violencia hacia las mujeres y los niños. Estos problemas ya existían, pero quizá la situación actual los intensifica. Además de las agresiones al personal de salud y la gran cantidad de personas incrédulas que niegan la presencia del covid y sus efectos, por lo que no toman las precauciones recomendadas.

     Los tiempos del “corona virus”, son tiempos de incertidumbre porque no sabemos qué es lo que pasará; a nivel económico es la crisis más grave de los últimos cien años, las afectaciones son muchas y la subjetividad no será la excepción. Ante la urgencia de certidumbres, demandamos respuestas de cuánto tiempo durará y nos aferramos a creer que volveremos al punto de partida, nos negamos a aceptar que no habrá vuelta a la normalidad esperada.

Recurrimos a la mascarada de pensar que hay salidas individuales frente al contagio. Atrincherarse con todos los aprovisionamientos posibles –para quiénes su economía se los permite- pero olvidamos que, si otros corren el riesgo o enferman, nadie está a salvo.

     La mayor paradoja es que sólo con el distanciamiento social, la reducción en la interrelación con los otros y el quedarse en casa, se puede atenuar el contagio masivo. Es decir que, en este momento, esa es la aportación individual a la colectividad. Pero también los tiempos de coronavirus, son tiempos de creatividad, de reconstrucción y transformación. Es evidente que podemos aprender mucho de esta crisis, que también están surgiendo muchos cambios favorables. Entonces, nos queda el gran reto de reinventar nuevas formas para construir nuestra vida y el lazo social, puesto que las soluciones y las salidas, en ningún momento pueden ser individuales sino colectivas. No hay solución individual. No se trata sólo de no contagiarnos, enfermar o morir. Es en simultáneo, protegerse y proteger a los demás. Así de lo que parece lo peor, podemos encontrar y hacer surgir lo mejor.

“No hay solución individual. No se trata sólo de no contagiarnos, enfermar o morir. Es en simultáneo, protegerse y proteger a los demás”.

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